Querido amor, escuchaba hoy música y al oír a Piero cantando: "y una mañana, mientras el café mezclaba, en una servilleta blanca yo te dibujaba, yo te dibujaba", no pude mas que pensar en ti. Tenías esa costumbre, la de usar las servilletas para explicar algo, hacer algún gráfico, anotar alguna fórmula, dibujar, y por supuesto, tomar nota de lo que te pareciese importante. Incluso anotabas lluvias de ideas ahí cuando querías resolver algo. No había mejor lienzo para ti.
Cargabas siempre en el bolsillo de tu camisa tu portaminas, tu pluma, tus bolígrafos, y los ponías ahí con mucho esmero, y cada cambio de camisa los mudabas y los perfumabas. Te recuerdo de siempre con esa afición. No había mejor regalo para ti que un buen bolígrafo. Como olvidar también la cantidad de veces que tuve que hacer magia para sacar las manchas de tinta que de vez en cuando se derramaban en tus camisas. Aprendí a echarles, alcohol para disolverla antes de lavar. Tú confiabas en que siempre lo lograría.
En tus libros de ciencias, encontré servilletas incluso con problemas desarrollados. Luego pasaban a ser marcadores de libros. Te gustaba mucho estudiar y siempre querías saber más.
Como olvidar cuando se te ocurrió ya de adulto estudiar matemática pura. Me dijiste que ibas a postular a la universidad nuevamente, pero que harías un examen solo con el puntaje suficiente para ingresar, manteniendo perfil bajo. Cual no sería nuestra sorpresa cuando ingresaste en primer puesto y saliste publicado en el periódico. Incluso un cliente tuyo te llamó a felicitarte :)) y tu queriendo pasar desapercibido. Me alegra que los últimos años te dieras la oportunidad de seguir aprendiendo cosas nuevas.
Conservo con mucho cariño tus bolígrafos favoritos. Te recuerdo siempre mi estudiante eterno. Muchos besos de mi para ti.
Qué hondura tiene este recuerdo tejido en servilletas blancas… Me ha tocado el alma como si fuera mío. También yo conocí a alguien que convertía cualquier papel en un mapa de ideas, en un refugio de pensamientos.
ResponderEliminarQué extraña belleza hay en esos gestos cotidianos que, con el tiempo, se vuelven eternos.
Decía Marguerite Yourcenar: “El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez se miró con una mirada inteligente a uno mismo.” Y creo que hay miradas que nos enseñan a vernos, incluso cuando ya no están.
Gracias por este retrato íntimo, tan lleno de ternura y dignidad. Me ha recordado que el cariño verdadero no se desvanece, se transforma en memoria viva.
Un fuerte abrazo, Cecilia.
Es un lindo recordatorio de alguien tan especial. Me hizo sonreir y emocionarme con cada recuerdo, yo tuve un muy querido amigo q escribia en servilletas; lamentablemente ya no esta en este plano, se fue al Cielo en 2021. Era muy joven y ademas, un angel.
ResponderEliminarBesos.