29 octubre 2025

No te des por vencido, ni aún vencido...


 Querido amor, hoy vinieron a mi recuerdo aquellos versos que con tanta vehemencia recitabas en la época en que te conocí. Eran del poema Pio Avanti del escritor argentino Almafuerte y empezaban con:
"No te des por vencido ni aún vencido, no te sientas esclavo ni aún esclavo, trémulo de pavor piénsate bravo y arremete feroz ya malherido...". 
La primera vez que me lo recitaste quedé impactada por lo fuerte de sus versos.  Sentía que hacías tuyas esas palabras, eran como un mantra que recitabas para sentirte así de fuerte y de invencible. 
 "...ten el tesón del clavo enmohecido, que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo, no la cobarde intrepidez del pavo, que amaina su plumaje al primer ruido...". 
Recuerdo que atravesabas días duros, de mucho pesar y responsabilidad.  Hacía un año había fallecido tu mamá , se fue de un momento a otro y tú habías quedado desolado. Soñabas con frecuencia con ella y sentías mucha rabia por su partida. Pensabas que había habido negligencia médica. Eras el mayor de cinco hermanos y habías ofrecido a tu mamá hacerte cargo de ellos, tenías 23 años cuando te conocí y tu papá acababa de casarse nuevamente.  Volcaste tu enojo en las artes marciales, practicabas kung fu en un templo y ahí, mientras entrenaban con rudeza recitaban:
"...procede como Dios que nunca llora,  o como Lucifer que nunca reza, o como el robledal cuya grandeza,  necesita del agua mas no la implora..."
No te permitías llorar, no te permitías sentirte débil, vulnerable, querías ser siempre el fuerte, el valeroso, el que vencía. 
"...que muerda y vocifere vengadora, ya rodando sobre el polvo tu cabeza".
Te la escuché recitar tantas veces a través de los años que también la sentí mía. El paso de los años te ayudó a aceptar que también podías ser débil alguna vez, que tenías derecho a no ser siempre el vencedor, y que incluso era posible y consolador llorar. Aprendiste a mostrarte vulnerable y a confiarme tus temores.
Ahora que escribo esto me percato que tú, al igual que tu mamá, te fuiste sin previo aviso, y qué coincidencia, ella se fue un 9 de enero y tú fuiste a su encuentro un 11 de enero. Me dejas de recuerdo toda una vida compartida llena de aprendizajes y recuerdos. Gracias por haber querido ser siempre el fuerte, y gracias también por haber aprendido que a veces se puede ser débil. Dejaste profunda huella en mi corazón y te amo hasta ahí donde ahora te encuentres. Un beso y una sonrisa para ti.

11 octubre 2025

Hay mensajes...


 Querido amor, después de tu partida uno de mis tesoros pasó a ser nuestras conversaciones por whatsapp. Recuerdo que muchas veces tras tu partida,  he abierto el diálogo nuestro y he bajado al azar la pantalla para leer algo que me hubieras escrito e imaginar que aún estabas ahí, al otro lado del celular. Te encantaba mandarme muchos emoticones cada vez que escribías, y a veces pensaba que eran demasiados y cuando te fuiste pensé "y ahora quien me va a mandar tantos emoticones".   Me dolió mucho tu partida, en especial los primeros meses. Te leía y te lloraba, y así muchas veces.  Esos días han ido quedando atrás, ya no está tan fresca la herida, y va doliendo menos.  

Sin embargo, hay un mensaje tuyo que me acompaña cada día, el último mensaje que me escribiste ese miércoles por la tarde, antes de que te diera el infarto. Me escribiste "te amo y los amo muchísimo" y ahí quedó grabado en mi corazón y en mi pensamiento. Al comienzo me suscitaba la pregunta: "intuías que pasaba algo?" Fue una especie de despedida? O solo fue una coincidencia? Pero fueron tus últimas palabras hacia mi, y las llevo siempre conmigo. 

Ese mismo miércoles por la noche, cuando me dejaron entrar a verte en la sala de cuidados intensivos te susurré al oído "todos te amamos y estamos en paz contigo, si tienes que irte, vuela en paz".  Ahora que miro hacia atrás me doy cuenta de la coincidencia de nuestras palabras. Así es el amor, o por lo menos , así lo sentíamos. Aprendimos mucho en tantos años compartidos.  Aprendimos a darle prioridad a lo bueno, a rescatar lo bonito, a perdonarnos, a no acostarnos molestos,  a convivir al día y en armonía, a aceptarnos con "todo el paquete" como bromeábamos a veces. 

Hoy volví a leer tu mensaje, sigue vigente, sigue amoroso, sigue escrito en mi corazón. Confieso que hoy de nuevo alguna lágrima se escapó, pero ya pasó. Te amo mucho y te recuerdo siempre, dejaste huellas profundas en mi corazón.