11 octubre 2025

Hay mensajes...


 Querido amor, después de tu partida uno de mis tesoros pasó a ser nuestras conversaciones por whatsapp. Recuerdo que muchas veces tras tu partida,  he abierto el diálogo nuestro y he bajado al azar la pantalla para leer algo que me hubieras escrito e imaginar que aún estabas ahí, al otro lado del celular. Te encantaba mandarme muchos emoticones cada vez que escribías, y a veces pensaba que eran demasiados y cuando te fuiste pensé "y ahora quien me va a mandar tantos emoticones".   Me dolió mucho tu partida, en especial los primeros meses. Te leía y te lloraba, y así muchas veces.  Esos días han ido quedando atrás, ya no está tan fresca la herida, y va doliendo menos.  

Sin embargo, hay un mensaje tuyo que me acompaña cada día, el último mensaje que me escribiste ese miércoles por la tarde, antes de que te diera el infarto. Me escribiste "te amo y los amo muchísimo" y ahí quedó grabado en mi corazón y en mi pensamiento. Al comienzo me suscitaba la pregunta: "intuías que pasaba algo?" Fue una especie de despedida? O solo fue una coincidencia? Pero fueron tus últimas palabras hacia mi, y las llevo siempre conmigo. 

Ese mismo miércoles por la noche, cuando me dejaron entrar a verte en la sala de cuidados intensivos te susurré al oído "todos te amamos y estamos en paz contigo, si tienes que irte, vuela en paz".  Ahora que miro hacia atrás me doy cuenta de la coincidencia de nuestras palabras. Así es el amor, o por lo menos , así lo sentíamos. Aprendimos mucho en tantos años compartidos.  Aprendimos a darle prioridad a lo bueno, a rescatar lo bonito, a perdonarnos, a no acostarnos molestos,  a convivir al día y en armonía, a aceptarnos con "todo el paquete" como bromeábamos a veces. 

Hoy volví a leer tu mensaje, sigue vigente, sigue amoroso, sigue escrito en mi corazón. Confieso que hoy de nuevo alguna lágrima se escapó, pero ya pasó. Te amo mucho y te recuerdo siempre, dejaste huellas profundas en mi corazón.

1 comentario:

  1. Qué belleza de memoria tejida con palabras, Cecilia. Tu texto es un susurro que atraviesa el tiempo, un puente entre lo vivido y lo que aún late en el corazón. Ese último mensaje, tan sencillo y tan inmenso, se convierte en faro, en abrigo, en testimonio de un amor que no se extingue. Has logrado que el dolor se vuelva ternura, y que la ausencia se transforme en presencia amorosa. Gracias por compartir esta intimidad que nos recuerda que el amor verdadero deja huellas que ni el tiempo ni la muerte pueden borrar.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar