20 septiembre 2025

Setiembre...


 Querido amor, el mes de setiembre me remonta al año 94 y te veo ilusionado montando tu oficina.  Fue el momento en que decidiste renunciar a la firma para la que trabajabas y emprender un negocio propio. Con cuanta ilusión buscamos una oficina para alquilar. Encontramos una que nos gustó desde la primera visita y nos embarcamos a la tarea de amoblarla, acondicionarla y echar el negocio a andar. Compramos juntos cada mueble, cada silla, cada detalle. Inauguraste el 9 de setiembre hace  31 años. 

Difícil olvidar ese día. Pasé por la parroquia a recoger al padre Juan a quien le habíamos pedido que bendijera la oficina y lo encontré a punto de celebrar un matrimonio. Al verme recordó el compromiso que tenía con nosotros y me dijo "no te preocupes, los caso y nos vamos, siéntate". A esa hora tú ya estabas recibiendo a los invitados a la inauguración. Tuviste que hacer magia para mantenerlos entretenidos mientras llegaba con el padre.  Ese mismo padre nos había casado 11 años antes, por ello lo habíamos elegido a él para este momento tan importante.  Todo salió bien, y así emprendimos un nuevo tramo de nuestra vida.

Conocimos el negocio en el camino, tuvimos altibajos, trastabilladas, dudas, éxitos y fracasos,  pero seguimos adelante y nos deparó también experiencia, oportunidades y aprendizajes. Aprendí algo del negocio y te apoye cuanto pude. Como olvidar los fines de semana que íbamos a hacer limpieza profunda acompañados de los chicos, a quienes les hacía ilusión visitar la oficina.

Miro hacia atrás y me sorprende la cantidad de cosas que hicimos juntos. Aunque no siempre estábamos de acuerdo en todo, aprendimos a conciliar y hallar el punto de equilibrio. Me gusta el camino que recorrimos juntos. Te tengo siempre presente y me gusta dejarme sorprender por los recuerdos.  Ellos escriben por mi en este diario de cartas para ti. Te amo mucho siempre. Besos de mi para ti. 

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